Soy Sandra Rojas de la Torre, una gaditana que desde pequeña le apasiona leer, pero sobre todo escribir. Compagino este hobbie con mi trabajo como maestra de inglés. A veces es muy complicado llevar las dos cosas adelante, aunque siempre que puedo saco un rato para seguir dando forma a la historia que tengo entre manos.

Fue a los nueve años cuando me animé por primera vez a escribir un relato. En mi colegio empezaron a realizar certámenes literarios. El ganador era obsequiado con un libro, así que mi motivación fue aún mayor al enterarme. Lo curioso es que algo que empezó como pura diversión se ha acabado transformando casi en una forma de vida para mí: no concibo un día en el que no retoque alguna página de un libro o escriba aunque sea unas palabras.

¿En qué momento me decanto por escribir?

Pero el momento de inflexión llegó cuando di el salto al instituto. Los concursos de mi colegio se me estaban quedando pequeños porque siempre los ganaba. Vi que era el momento de dar un paso adelante y presentarme a convocatorias locales y provinciales. Todo, por supuesto, continuaba como un entretenimiento. No obstante, al ver que mis escritos solían tener una respuesta bastante positiva en los certámenes me di cuenta de que quizá podría hacer algo más grande.

Tengo que confesar que también tenía a alguien detrás que me animaba mucho a que no dejara la escritura, y fue una profesora de lengua que tenía en el instituto. Ella fue la primera en leer aquel ridículo pero emocionante borrador de lo que más tarde sería Estatuas de Anticolat. Sus consejos me sirvieron para sacar un proyecto muy ambicioso.

Yo sólo tenía trece años, así que imaginad lo que era para una chica de esa edad escribir un libro de más de cuatrocientas páginas; una auténtica locura. No se me quedó grande, ni mucho menos. Al contrario: disfruté con cada palabra y punto como la que más. La escritura me sirve no sólo para como espacio para dejar fluir mi imaginación. También me sirve para reflexionar sobre mi trabajo y ver en qué puedo mejorar para llegar hasta el límite de tus posibilidades.

Aunque la mayoría me conoce por mi faceta de escritora de novelas de terror, en mis ratos libres me encanta jugar a videojuegos, ver y practicar deportes y frikadas varias. Ahora me encuentro sumergida en la segunda parte de la saga, El Legado Perdido, donde la historia sufre un giro y los personajes empiezan a replantearse muchas cosas.

Recuerda que si estás interesado en algunos de mis libros solo tienes que ponerte en contacto conmigo y los recibirás firmados.

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