Estatuas de Anticolat es un libro que se cocinó a fuego muy lento. Lo escribí cuando tenía trece o catorce años, pero no fue hasta los treinta cuando me animé a sacarlo la luz. Ya he comentado muchas veces que todo empezó como una forma de divertirme, que en ningún momento tenía intención de publicarlo. Siempre lo veía en mi ordenador, pero nunca me arrancaba a comprobar su verdadero valor.
Hasta que un día todo cambió. Con más experiencia a mi espalda decidí transformar la obra casi por completo, pero sin perder la esencia, ya que desde que la terminé y mi profesora de lengua de aquel entonces me diera algunas recomendaciones, no volví a tocarla.
¿Cuál era la primera idea del libro?
Desde el primer momento tuve claro que quería una historia de misterio y terror con dos elementos comunes: Estados Unidos y Lovecraft.
Siempre me ha fascinado la cultura americana y todo lo que tenga que ver con ese país de habla inglesa. Quise buscar un elemento que fuera identificativo de allí, y cuál fue mi sorpresa al descubrir que había por aquel entonces más de dos mil sectas religiosas registradas. Ahora imagino que se habrán triplicado.
Y así fue cómo se me ocurrió la idea de que Estatuas de Anticolat girara en torno a una secta religiosa surgida en el siglo XV y con unos principios que se salían de lo común. Porque de aquí es donde nace su nexo con H.P. Lovecraft.
Fuente de inspiración para la obra
Empecé a leerlo de adolescente, tal vez un poco pronto para adentrarme en su mundo gracias a comprar novelas de misterio. Pero lo que leí, a pesar de no entenderlo del todo bien, me cautivó de tal modo que no dudé nunca en hacer alguna referencia a mi escritor favorito.
¿Y cómo enlazar la religión con todo lo relativo a Lovecraft? Una secta religiosa con toque satánicos era justo lo que necesitaba. De esa forma podría introducir criaturas paranormales, realidades alternativas, misterio, terror y, sobre todo, rituales y magia negra.
Esas son algunas de las piedras angulares que conforman esta historia que tantos recuerdos me trae escribiéndola y revisándola para dejarla a mi gusto.
Siempre he considerado que todo escritor tiene su predilección por un género determinado, pero eso no quiere decir que haya que cerrarse a otras posibilidades. Eso fue exactamente lo que me ocurrió a mí: Estatuas de Anticolat es un libro de misterio y terror, pero tiene toques de acción y erótica.
Descubre la presentación de El Legado Perdido