Llevo mucho tiempo queriendo hacer esto. Por fin ha llegado el momento. Una vez recuperados los derechos de mi obra Estatuas de Anticolat, la cual he pasado a retirar de forma definitiva, voy a contaros cómo algo que tendría que haber sido un momento único y de alegría en la vida de cualquier escritor, se convirtió en una pesadilla con mayúsculas.
I. EL MOMENTO DE LA COMPRA
Corría septiembre de 2020. La pandemia causaba estragos por todo el mundo. Cómo olvidar cuando cerraron pueblos, ciudades, comercios… Fue en ese tiempo cuando se empezó a gestar la posible publicación de mi obra prima, esa que escribí allá por 2004 pero que nunca me atrevía a sacar a la luz.
Los que me conocen saben que soy más de crear cosas para mí misma y compartir de forma muy puntual, sobre todo si son Fanfictions, un género que me abrió muchas puertas, animándome a dar el paso que necesitaba para sacar de una vez por todas algo que fuera propio.
Cuando en marzo de 2020 toda actividad quedó clausurada era inevitable ponerse a pensar en hobbies que nos mantuvieran distraídos la mayor parte del tiempo. Recuerdo que pasé muchas horas delante del ordenador y del teléfono móvil atendiendo a los padres del colegio. Pero sobre todo dando una nueva forma a Estatuas de Anticolat, porque ahora que tenía mayor libertad vi el momento perfecto para reanudar mi tarea escritoril.
Fueron meses de mucha lectura, revisiones, aunque tengo que reconocer que una vez visto el resultado final, mis esfuerzos no fueron suficientes. Analizando la situación en frío, y está mal que yo lo diga, quedó como una auténtica mierda porque pequé de novata. Pero en esos detalles entraré más adelante.
Volviendo a la idea principal, en septiembre de 2020 creía que mi libro estaba preparado para enfrentarse al mundo editorial. En ese momento nunca se me pasó por la cabeza la autopublicación, más que nada por desconocimiento, porque ahora que lo veo creo que hubiera sido una opción inteligente.
Siempre he sido una persona de ideas férreas, y en mi mente solo quería ver mi libro apoyado por una editorial que apostara a muerte por mi trabajo. Así que empecé a investigar editoriales que aceptaran manuscritos y que cogieran del género que escribo, en este caso misterio y terror.
Realicé una selección de ocho u nueve a las que les podría interesar mi obra. En todo momento supe que la respuesta no iba a ser inmediata, que tal vez tardaran un año o más en hacerlo, o que ni siquiera me confirmaran si estaban interesados en mi libro o no.
Y es aquí donde entra en juego esta editorial. Vamos a llamar… Ediciones Aliexpress. Los que seguís por redes y me conocéis sabéis de qué estoy hablando, pero no quiero tampoco crear ideas preconcebidas con mi experiencia, aunque sé de buena mano que más autores de dicha editorial han acabado del mismo modo que yo.
II. SU PAQUETE SE ESTÁ PROCESANDO
Para que os hagáis una idea, envié Estatuas de Anticolat un domingo por la tarde. Cualquier editorial que se precie suele tarda un tiempo prudencial en responder, y, como he comentado arriba, la mayoría de las veces ni lo hacen.
¿Quién recibió un mensaje por Whatsapp un jueves por la mañana de un número desconocido y un correo electrónico con una carta de recomendación? No estoy hablando de varios jueves después ni de otro año. No. Cuatro días después de mandar un manuscrito de más de cuatrocientas páginas.
En ese momento se debieron encender todas las alarmas en mi cabeza, pero en ese momento estaba completamente cegada por la idea de publicar. Debo reconocer que me pareció extraño recibir una respuesta tan pronto, y sobre todo esa maravillosa carta alabando mi libro y poniéndome a la altura de autores como Lovecraft, mi ídolo.
En cuanto salí del colegio empecé a llamar a mi familia y a mis conocidos para anunciarles la feliz noticia de que una editorial se había interesado por Estatuas de Anticolat y que estaban dispuestos a publicarlo. Además, esa misma tarde quedaron en llamarme para hablar de los plazos y las condiciones del contrato. Como ya digo, todo me tendría que haber parecido surrealista. Sandrita, Sandrita… La que te espera.
Esa misma tarde recibí la llamada de la editora para darme la enhorabuena por mi libro y para tratar los detalles de la publicación. Lo primero que me comentaron era que debía vender al menos cuarenta ejemplares en la presentación para que la obra pudiera ser distribuida en la web. Si llegaba a los sesenta la ponían a la venta en más plataformas como Amazon o Casa del Libro entre otros. Si vendía ochenta o más me obsequiaban con veinte ejemplares gratuitos en tapa dura o con la portada en relieve.
A simple vista vender cuarenta ejemplares parece cosa fácil. Es cierto que empecé a moverme por todos lados y esos cuarenta ejemplares se duplicaron. De hecho, para el día de la presentación tuve que pedir más porque se me agotaron los sesenta que pedí en la primera tirada. Yo estaba en una nube.
Otro de los requisitos para la firma era que debía permanecer con ellos dos años desde el momento en el que se firmara el contrato por ambas partes. Tampoco parecía nada descabellado. Dos años pasan volando.
Y llegó otro momento que me tendría que haber hecho recular. La conversación tuvo lugar a últimos de septiembre. Ediciones Aliexpress quería tenerlo todo listo para primeros de noviembre a muy tardar. Yo les comenté que me parecía algo prematuro dada la cercanía de la fecha, pero ellos se empeñaron en que no podía retrasar la salida porque tenían más obras pendientes y que además se acercaba la Navidad, una fecha en la que se podía vender bastante bien el libro.
Seguía pareciéndome todo muy precipitado, pero les di el visto bueno. Acepté que me mandaran el contrato para firmarlo mientras ellos me pedían educadamente que revisara por última vez el manuscrito porque tenía algunos fallos. ¿No se supone que todas las editoriales tienen correctores que hacen esa tarea? Novata de mí que no lo vi venir.
Unos días después les envié el manuscrito supuestamente corregido y me contestaron a las horas diciéndome que se ponían manos a la obra con el diseño de la portada y con la maquetación del libro, que en las próximas semanas me lo pasarían todo para darle el visto bueno y no demorar demasiado todo el proceso.
III. SU PEDIDO SE ENCUENTRA EN ADUANAS
Mientras esperaba a que cumplieran con su parte del trabajo me fui moviendo para vender al menos cuarenta ejemplares. En el colegio en el que estaba en ese momento coloqué más de veinte, entre mis familiares y amigos también vendí más de cuarenta, y gracias a las redes sociales, a las que siempre he sido muy reacia, se adquirieron otros tantos.
El lugar donde hice la presentación, la biblioteca de mi ciudad, también se hizo con cinco ejemplares, así que como digo los sesenta que pedí para la presentación volaron en nada de tiempo, por lo que pedí veinte más por si venía gente a la presentación que no me había pedido el libro y lo quería.
Pasaron los días y llegamos a mitad de octubre. Teníamos fecha acordada para la presentación el 6 de noviembre a las siete de la tarde y yo aún no había recibido ni portada ni manuscrito. Les escribí con cierta preocupación porque me estaba viendo que íbamos a contracorriente.
Me respondieron al poco muy amablemente diciéndome que estaban terminando con el proceso y que en breve lo recibiría todo. Al día siguiente ya tenía la portada que ellos habían elegido a partir de un banco de imágenes. Si os soy sincera a mí no me llegaba a agradar del todo, pero el tiempo se nos echaba encima, y si no había un acuerdo entre ambas partes no se publicaba nada. No me quedó más remedio que aceptar dicha portada, aunque a la gente parece gustarle más que a mí.
Falta poco más de una semana para la presentación y sigo sin recibir nada. Mis nervios empiezan a aumentar después de ver que no obtengo respuesta por parte de la editorial tras mandarles varios mensajes preguntando por la maquetación.
Para más inri, un tío mío fallece de forma inesperada. Conduje casi dos horas para estar con mi familia en ese momento tan difícil. ¿Y sabéis qué? Recibo un correo electrónico de Aliexpress con la maquetación del libro mientras estoy en el tanatorio. Todo esto a ocho días de su salida y con un puente de Todos los Santos cercano.
Después de pasar ese mal trago conduje otras dos horas hasta mi destino. Eran las seis de la tarde y la editorial, muy amablemente, me pidió que echara un vistazo al libro y que les diera una respuesta a muy tardar el viernes. Estábamos a jueves. ¿Ahora venís con las bullas?
Pues ahí estuvo Sandra desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana echando un vistazo. Y lo peor no fue eso: no habían corregido absolutamente nada, la edición estaba completamente descuadra, se repetían palabras constantemente o se omitían… Imaginaros mi cabreo nada más abrir el documento y comprobar que todo estaba tal y como lo había dejado o peor diría yo.
Ese día dormí una hora. Les mandé el correo comentándole todos los fallos que encontré (creo recordar que fueron casi veinte páginas) y me fui a trabajar esperando que el martes cuando volviéramos del puente tuviera buenas noticias.
¡Ay, Sandrita…! ¡Qué ilusa! Me voy al colegio sin recibir aún una respuesta por parte de Ediciones Aliexpress. No es hasta que salgo del colegio cuando recibo un correo electrónico con el manuscrito supuestamente corregido y diciéndome que ya lo han mandado a la imprenta porque tiene que estar para el viernes y vamos mal de tiempo.
Imaginaros mi cara de terror cuando veo que el documento está prácticamente igual a como lo recibí mientras estaba en el tanatorio. Les escribo de nuevo para decirles que por favor me dejen revisarlo una vez más y como a las cuatro de la tarde se lo vuelvo a mandar.
Me responden de forma negativa, alegando que ya está en imprenta y que no pueden parar la producción. Lo peor de todo era que la gente no iba a echarle la culpa a ellos porque el libro estuviera escrito como una mierda o porque la edición fuera una porquería: mi nombre era el que aparecía en la portada y todo lo malo que pasara me iba a salpicar.
A partir de ese momento iba viendo con más miedo el momento de la presentación. ¿Cómo iba a entregarles a los lectores esa bazofia? De verdad os lo prometo que cada libro que firmaba me daba auténtica vergüenza entregarlo. Sé que tendría que haber estado más atenta con el proceso de corrección, que pequé de novata, pero es que la editorial lo empeoró por tres.
IV. SU PEDIDO HA SIDO ENTREGADO
Sigue avanzando la semana. Estamos a jueves y aún no he recibido los libros. Les escribo bastante cabreada porque a falta de veinticuatro horas aún no tengo ejemplares. Me contestan bastante rápido confirmándome que mañana por la mañana lo mandan en servicio urgente.
¿Perdona? ¿Tengo la presentación el viernes por la tarde y los vas a mandar el viernes por la mañana? Yo me tiraba de los pelos. Como ya os digo, lo que tendría que haber sido un momento de disfrute se convirtió en un horror con mayúsculas.
Estuve toda la mañana pendiente del teléfono por si mi madre me escribía para decirme que habían llegado los libros. Salí del colegio a las dos y aún no se había presentado nadie con ellos. Imaginad cómo vine conduciendo casi dos horas sin saber si iba a tener los libros disponibles para la presentación. Una auténtica vergüenza.
Llegué cerca de las cuatro de la tarde a casa de mis padres. Los libros habían llegado un poco antes que yo. El cabreo sustituyó al alivio durante unos instantes, porque en cuanto cogí el primer ejemplar y vi los fallos se me volvieron a comer los demonios.
¡Bueno, otra cosa que se me ha olvidado comentar! Cuando firmamos el contrato la editorial manda a un representante para que esté presente y diga unas palabras acerca del autor. Ese mismo viernes me escriben por Whatsapp para confirmarme que la persona que iba a encargarse de eso no va a poder asistir, que me busque a alguien si puedo y que si no que haga la presentación sin esa parte.
¿De verdad no tenéis los medios para mandar a otra persona en caso de que la que iba a asistir no pueda ir? Me dejaron tirada, pero suerte que tengo unos amigos increíbles y una de mis mejores amigas aceptó presentarme y hablar de mí antes de que yo presentara Estatuas de Anticolat al público.
Dicen que una vez que tu momento de gloria pasa todos se olvidan de ti. Con Ediciones Aliexpress pasa lo mismo. Después de la presentación se olvidan por completo de ti: no te dan promoción en ningún lado, no te contestan a los mensajes y tienes que estar constantemente encima de ellos para recordarles cosas o que te manden ejemplares porque los necesitas.
No sabéis lo que me reí cuando este mismo asistí a la Freakcon y les escribí para que me enviaran ejemplares. Su respuesta fue: ¿vas a pagarlos, no? No, si te parece me los vais a dar por mi cara bonita… De verdad, ¿vosotros pensáis que una editorial seria os preguntaría esas cosas?
Por suerte estos dos años han pasado bastante rápido y he podido romper toda relación con esa editorial que más que eso parece esa famosa página donde venden cosas procedentes de China.
Y tampoco os creáis que ha sido tan fácil finalizar el contrato: he tenido que estar más de un mes escribiéndoles todos los días primero para que mandaran el documento para firmarlo, y luego para que lo hicieran a la inversa. Conozco casos en los que han tardado cerca de tres meses.
Siempre recordaré a ediciones Aliexpress por sus inmediatas respuestas, su trato exquisito al autor, su maravilloso proceso de corrección en el que lo miman todo el detalle y, por supuesto, la calidad de impresión. Muchos lectores están encantadísimos con las páginas se caigan del libro, que se despegue la cubierta o que el relieve de la portada sea inexistente al cabo de un tiempo.
Antes de publicar con una editorial hablad con autores que pertenezcan a dicha entidad, os sacarán de muchas dudas. A mí me hubiera venido de perlas en ese momento, pero la segunda vez no cometí ese mismo error y por suerte he dado con una editorial que sí trata como se merece a los escritores.
Espero que mi experiencia con Ediciones Aliexpress os sirva.
Cordelia Morgan
Vengo a apoyar palabra por palabra lo que pone aquí, porque yo también he pasado por ello. Ediciones AliExpress se caracteriza, al igual que la página china, en hacer las cosas rápidas, mal, y de mala calidad. Te tiran flores a la cara para que no puedas ver la podredumbre que se esconde detrás. Una vergüenza.